Borges, una biografía en imágenes, Alejandro Vaccaro

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Vaccaro

Borges decía que en el verano se sentía un canalla, y nada más cierto. Demasiado tiene uno con aguantar los pesares del cuerpo durante todo el año, como para todavía andar arrastrando su propia bolsa de carne transpirada a lo largo y ancho de tres meses estivales. ¡Y peor cuando estás en Minas! Todo lindo con los cerros y el paisaje y el arroyito… Yo sé que Minas por siempre bonita pero más linda en abril pero… ¡No estamos en abril! ¡Estamos en enero, en pleno y calcinante enero! ¿Entendés? No hay ventilador ni cabeza que aguante.

¿Qué hacer, entonces, para distraerse del calor? Pues leer… Y leer algo livianito, algo que no requiera concentración ni empeño. Conviene un libro que sea un largo tobogán con tablas bien lijadas que nos permita deslizarnos a buena velocidad para disfrutar la brisa del movimiento. Tal vez un libro con hojas satinadas, bien encuadernado, con el texto en letra grande y acorde a una cuestión ya conocida. Y cuando a mí me hablan de cuestiones conocidas, yo siempre pienso Borges.

“Borges, una biografía en imágenes” es uno de los tantos curros que Alejandro Vaccaro ha ideado en estos últimos años. Lo triste es que al parecer el autor no se embarca en estos proyectos con afán de enriquecerse. Más bien lo hace por hobby, por jorobar nomás. Algunos camaradas me han contado que este tipo tiene más plata que los ladrones, y supongo que si hace estas cosas es porque querrá que la gente lo mire por la calle y lo reconozca como el nuevo biógrafo de Borges; cosa que por otra parte dudo que ocurra.

Como objeto, el libro es precioso. Cumple con todas las características antes mencionadas y por primera vez podemos acceder a un registro fotográfico inédito y curioso en torno al escritor argentino. Parece que miramos un álbum familiar, y eso siempre es agradable. Uno se entretiene observando el cambio de las facciones, la dirección de las miradas, la portada de viejas revistas, el clima antiguo de las ciudades europeas, y así establece un bello diálogo con el pasado. La fotografía es como un poema: una cosa quieta que habla de labios cerrados, un pasado mudo que se revive invisible como el viento en una pintura.

Con las fotos todo bien. Es el texto lo que me preocupa. La información no solamente peca de pobre y accesible mediante cualquier otro medio –pongamos Wikipedia-, sino que está plagada de notables giros borgeanos:

“Mencionar a todas las personas que de distinta manera contribuyeron a que me nutriera de la savia-Borges resultaría abrumador.  Ensayo, sin embargo, a pedido de mis editores, esta lista que sé injusta, arbitraria e incompleta y cuyas omisiones son involuntarias”.

La influencia no solo es notoria sino que raya lo desagradable. Eso de la savia-Borges me hizo levantar los ojitos al techo. Tampoco me quejo en demasía… Todo aquel con pretensiones de escritor sabe de la insoslayable influencia del maestro. Pero es difícil perdonar a Vaccaro. Ya es un tipo demasiado grande. Tiene como sesenta pirulos y debió darse cuenta hace rato de que lo mejor es alejarse de Borges, dejar el ciego a un lado para no enceguecer su propia voz, su propio estilo. Lo cierto es que Borges para algunos resulta un faro demasiado brillante y a veces encandila de por vida. Le ha ocurrido también a personas inteligentes como Alejandro Dolina. Habría que pensar si esta sumisión es síntoma de deslumbramiento o de confort. Aún así, y si estos escritores emulan la prosa borgeana para anular el riesgo de la autoindagación, la cosa resulta igualmente reprochable y estéril. Borges inauguró un estilo sin duda revolucionario y hasta creo que inventó en lengua castellana un modo de adjetivar; pero su impacto fue importante en un marco histótico-político-literario que hoy ya no existe. El estilo de Borges ya está instaurado y es único. Remozar su técnica nada promueve en el ambiente contemporáneo más que envejecimiento o estatismo. Y no quiero dejar más pelotas picando, pero sería bueno preguntarse si el estilo de Borges fue realmente propio, y no un calco castellanizado de Chesterton y De Quincey…

Después la historia de siempre, ¿no? Borges y su infancia en Ginebra, el contacto con la vanguardia, la vuelta a Buenos Aires, el paulatino desdén hacia el ultraísmo, sus libros, su desdicha en la biblioteca de Miguel Cané, la ceguera, sus libros más conocidos, el reconocimiento universal, el Nobel esquivo, la muerte, María Kodama haciendo que llora en el funeral.

“Sus libros fueron traducidos a los idiomas y latitudes más remotas. A las obras completas en francés aparecidas en la prestigiosa colección La Pleiade deben sumarse las que se publicaron en italiano, portugués y ruso. Textos suyos aparecieron en coreano, japonés o chino y en todas las lenguas occidentales. Su pensamiento se revaloriza día a día y muchas de sus citas se encuentran con frecuencia en los medios masivos de comunicación.”

Calificación: Regular (las fotos lo rescatan).
Ediciones B, Argentina, 2005.
ISBN: 987-1222-05-X

25 comentarios sobre “Borges, una biografía en imágenes, Alejandro Vaccaro

  1. Leo:
    1- Ese Vaccaro también vende algo relacionado con el club Boca Juniors, o tiene un museo del cuadro (creo que es esto). Con lo que le gustaba a Borges el fóbal… Por cierto, si a Georgie le hubiera interesado el deporte inventado por los ingleses, habría sido de River, me la juego toda.
    2- Disiento con lo de Dolina. Es cierta y notoria la influencia, pero creo que tiene una voz propia, aun cuando quizá sea costoso ubicarlo en la primera línea de la literatura, considerando la desconfianza que puede generar la fama radial que tiene. Por otra parte, políticamente (y esto me parece que reviste cierto peso), Dolina estaría en las antípodas, a un extremo que llega a preocuparme. Por si fuera poco, es de Boca y, como ya dijimos, Borges tiene que ser de River.

  2. Escucho a Dolina desde los 14 o 15 años. He ido a verlo siempre que he podido, a la sala Zitarrosa tres veces y a la feria del libro cuando se hizo en el Latu una vez. Disfruté Crónicas del ángel gris, su libro hecho con viejos artículos publicados en revistas como Humo(r). El libro del fantasma me pareció menos bueno y Bar del infierno me pareció malo. No creo que siga leyéndolo porque le tengo demasiado cariño. No creo que el conductor radial se haya comido al escritor Dolina, simplemente creo que el conductor radial Dolina es mucho mejor que el escritor. Soy tan ingenuo que todavía pienso en esto: el talento rompe los ojos y a la corta o a la larga salta y ocupa su lugar. Respecto a las posiciones políticas de estos dos, siempre he sentido un tufillo extraño en la forma de entender la izquierda de Dolina… sólo eso, es una izquierda que quizá sólo pueda ser comprendida en Argentina, donde el peronismo no es exactamente lo que podríamos calificar como izquierda, Nacho.

  3. Según he visto, el peronismo es eso que llaman «catch all party» (partido que todo lo agarra). Así, conviven en su interior algunos que hacen cosas que acá se suelen considerar como de derecha (Menem) y otros que dicen de ser de izquierda (estos de ahora). A Dolina lo escuché adherir a los K. Ahí dije entre mí: «mierda, qué raro esto». Pensé que tal vez hubiera algo de «justicia social» o afines en el paquete que encabeza el matrimonio tan famoso. Me cuestioné si Dolina es ingenuo, iluso, acomodaticio o si, como vos decís, de acá no podemos entender un país que en los hechos funciona como un monopartidismo. Pero a Dolina no dejo de admirarlo por lo que es en su mejor expresión: alguien que logra conciliar lo académico con un lenguaje inteligible y coloquial (eso intento hacerlo en mi laburo), que entretiene, que hace pensar, que muestra un sincero compromiso con su trabajo.

  4. Bueno, Leo D L, acá vamos a tener nuestra primera escaramuza!!! Admiro a Dolina desde hace más de diez años!!! Él admira mucho a Borges, lo ha dicho, pero de ahí a emularlo en eso de quedar preso de lo académico… Para empezar que Borges nunca fue tan mediático y dudo que le haya destinado tanta idea pensada a las cuestiones del fútbol. Lo que dice LAC de sus libros es tal cual, salvo que a mí me falta el último. Pero en los radiocines, por ejemplo, es mejor que el mejor. El tema está en lo que hizo Borges con la cultura muy abarcativa que adquirió y lo que hizo Dolina. Creo que en lo único que coinciden es en que son tipòs muy cultos. Pero todo eso se disparó por caminos totalmente distintos. Y si ya nos ponemos a hablar de discurso en vez de literatura, la habilidad de Dolina para «escribir» discurso en segundos y generar un efecto cómico al instante en el público, sin preparar, sin ensayar… pucha… creo que ahí hay algo importante, amigos. Con Borges la cultura es como una cariátide arriba de un fenómeno edificio. Con Dolina la cultura es como una pelota de fútbol pinchada con la que igual se juega.

  5. ¡Uf! Qué temita. Lamentablemente no puedo opinar porque no leí a Dolina ni lo escuché. Sólo opino que el arte de escribir y el arte de hablar (del orador) no son el mismo, se requieren talentos diferentes. Aunque a veces puedan confluir en la misma persona, un gran escritor puede ser una momia al hablar, por ejemplo, Rulfo. Para mí, ser capaz de crear u organizar «un discurso en segundos y generar un efecto cómico al instante en el público», no es escribir, es otra cosa simplemente, y no hago aquí juicio de valor.
    Por otro lado, me interesa lo que dice Pedro sobre las distintas formas, más o menos populares, de hacer algo con el bagaje cultural. Y me gusta la imagen de la pelota desinflada 😉

    Sobre el peronismo, ojo, hay que diferenciar entre el viejo peronismo y el actual. Los que se dicen peronistas de «antes» tienen un ideal que se remonta a una época en que Argentina fue algo así como la quinta potencia mundial. Donde la salud era de primera línea, donde había industria, donde se generaban cosas, donde había trabajo, menos pobreza y sobre todo, más esperanza. Yo lo entiendo así, y es bastante complejo el tema. Creo que no puede ser entendido cabalmente por «los de afuera». Argentina es un país que es un verdadero enigma, tanto como Estados Unidos, donde convive lo mejor y lo peor, lo más bello y lo más horrible. Y esa es posiblemente la razón por la que es un país tan fascinante y que ha dado tantos grandes artistas.

    F

  6. LDL: No me resulta asombroso que alguien con más plata que los ladrones quiera seguir haciendo plata, porque no hay límite para la ambición, y la gente que tiene 500mil piensa que no es suficiente y quiere 1millón y los que tienen 1millón, quieren 5. Yo a veces pienso, por ejemplo, en Paul McCartney, ¿para qué quiere toda esa plata? Sólo de derechos gana no sé cuántos millones al año. No tiene tiempo de gastarla, ¡ni tendría tiempo de contarla! ¿Por qué no se la regala a los pobres? Yo nunca voy a entender ese tipo de ambición, a menos que lo vea como una enfermedad, porque simplemente no me entra en la cabeza.

    Bueno, no vino muy a cuento este comentario, ja ja. Sepan perdonar.

  7. Queridos amigos:

    ¡Muchas gracias por los comentarios! Me pone contento motivar debates e intercambios de esta naturaleza. Reconozco que cuando estaba formulando la reseña, apenas escribí el nombre de Dolina supe que habría detractores, y que las protestas serían tan personales como inteligentes y argumentadas.
    Debo ahora reafirmar –y tal vez aclarar- mi posición. Confieso que nunca he leído de cabo a rabo un libro de Dolina, pero me ha bastado ojear dos o tres páginas al azar de cualquiera de sus obras para entender que allí hay un estilo impostado. Mi posición tal vez sea caprichosa, pero yo soy así. El estilo, desde mi punto de vista, se teje a partir de las fuerzas de atracción y repulsión entre las palabras. Cada oración, si es fiel a ese estilo (lo que Octavio Paz llama «ritmo»), comunica o trasuda una visión particular del mundo. Dolina puede que tenga buenas ideas, incluso innovadoras, pero su estilo destila del área borgesiana del discurso, y esto ya es un impedimento para desplegar un relato íntimo y enteramente propio.
    Además, yo pienso lo siguiente. Todo escritor, reitero, tiene un estilo, y ese estilo es vehículo de su cosmovisión. El tema es que hay escritores a los que se les puede sacar la ficha rápidamente. El estilo de Borges es uno de esos. Cargado de fórmulas, citas y giros recurrentes muy característicos y hasta diríamos acotados, Borges es tan deslumbrante como aprensible. Uno escribe el verbo “fatigar” y ya su nombre relumbra bajo la palabra. Lo mismo si digo “baladí”, “arduo”, “laborioso”, etc… Ya ciertos conceptos se han vuelto injustamente de su propiedad como los espejos y los laberintos. Tal fue la dimensión y la ingerencia de su literatura en nuestra lengua. Por eso digo que escribir como él es tan fácil como inútil. Y lo dice alguien que, todos lo saben, es un fanático.
    Volviendo a Dolina, entonces, y para cerrar. Como escritor no me mueve un pelo, y aquí le acerco el hombro a Fernanda. ¡Como locurtor sí me gusta mucho! ¡Claro que sí! Me parece muy inteligente. Un amo de la oratoria y del humor. Nadie en su sano juicio puede negar esto.

    Un abrazo grandote para todos, y gracias por leer.

  8. Leo: Yo leí a Borges y a Dolina. Lo hice placenteramente en ambos casos, sin sentir eso que vos decís. Ciertamente, en el segundo hay reminiscencias -siempre admitidas- del primero. Hay una ética bien diferente, y también una estética marcada, sobre todo en las «Crónicas del Ángel Gris». Como entretenimiento es muy eficiente y no está exento de contenido. Con todo respeto, comparar a los dos autores es como cotejar a Dios con un Zorrillo. Aunque si se ahonda teológicamente…

  9. Cito a Fernanda, que a su vez me ha citado a mí: «Para mí, ser capaz de crear u organizar “un discurso en segundos y generar un efecto cómico al instante en el público”, no es escribir, es otra cosa simplemente, y no hago aquí juicio de valor.»

    Quiero sólo decir que esto me ha dado motivos suficientes para un planteamiento que en dos o tres días aparecerá en quemar las naves críticas. No aparece acá porque se va un poco más extenso, pero es increíble cómo un libro «regular» puede «regalar» al menos esto de andar pensando.

    salú

  10. Pedro: quiero jugar un día de estos con vos, Leonardo y Santiago en tu patio trasero usando la pelota desinflada. Lo ponemos a Santullo al arco y a ver si ataja como antes.

    Leonardo (LDL): Yo me acuerdo que hace un par de años, durante un verano, la Ñ sacaba en cada número un fascículo con un cuento de Dolina. En casi todos vio esa gravitación borgeana que me desinteresó en seguida. Otra cosa que plateás al comienzo de tu comentario del libro, y que no ha sido discutida aquí, es el hecho de cómo influyen en nuestras lecturas el contexto físico, concreto en el que estamos efectuando esa lectura. Con calor, rodeado de gente, en un bosque, donde sea… A mí siempre me han llamado la atención las lecturas de cuando uno está enfermo, o con fiebre…

    Fernanda: Aunque me falta la parte del viaje, obvia, coincido con vos en lo que decís sobre Argentina y Estados Unidos. Ahora, en cuanto a Paul, ¡ay!… Yo sé, sí, pero a Paul lo tengo en el corazón. De todos modos, al otro que tengo en el corazón, quizás más, que es George Harrison, donó la mitad de su fortuna a la fundación de ayuda y expansión de la conciencia Krsna… Es que, como dijo Dylan cuando se murió George, Harrison tenía la fuerza y el corazón de cien hombres juntos…

    Público en general: ¿Alguien vio «La caída de Perón en el 55», de la gente de Todo X $2?…

  11. Damián: yo no estoy en contra de Paul ni de nadie, sólo digo que no lo puedo entender. Podría haber puesto a Madonna como ejemplo, o a Brad Pitt, me da igual. Por otra parte, nadie es amigo de nadie a quien no tenga algo que perdonarle. La acumulación de riqueza es una tendencia muy humana.

    Todos: Me dice alguien que los programas radiales de Dolina están guionados (por lo cual no sería un discurso organizado en segundos, por más que haya cierto margen para la improvisación). No puedo dar fe de ello.

    F

    1. Fernanda:
      Paul is God. George is God. Ringo is a beatle. John is John.

      Sobre Dolina: está parciamente guionado, hay una base tonta y prosaica sobre la cual se para el discurso y sale corriendo.

  12. Fernanda: odio remitir al empirismo para realizar ciertas afirmaciones, en serio. Nada más pedante que te digan «mirá que yo sé porque lo escucho»…, pero bueno, te invito a escuchar un par de programas de los que andan dando vueltas en internet. Con sólo eso lográs una idea cabal de lo que dice IFDP arriba. Guionado sólo hay un bloque, el de historias, mitos, etc., que es el más «serio». Lo otro es una especie de delirio consciente.

    saludos

    1. Para escucharlo por internet, basta suscribirse a los podcasts. En alguna parte de la página de Espectador.com está eso. Ponés tu correo y los abrís con el google reader.

  13. Dolina:
    a. Debe andar por los 65 años, más o menos.
    b. Es, ante todo, un gran atorrante (en todos los sentidos posibles de la palabra).
    c. Hasta el año pasado salió con una alumna mía de taller de… 19.
    d. Por supuesto que no lo juzgo por ello.
    e. Tiene un «humor porteño» hasta la médula.
    f. De hecho ES un porteño de manual, aunque porteño por adopción.
    g. Un adorable chanta.
    h. Un gran cantante de tangos.
    i. Un gran autor de jingles publicitarios.
    j. Un locutor radial que por alguna misteriosa razón tuerce la boca al hablar cuando conduce.
    k. Un escritor que ha escrito poco.
    l. Un tipo muy solo.
    m. Un gran periodista.
    n. Un gran mujeriego.
    ñ. El autor de un muy buen libro, como son Las crónicas.
    o. Un tipo que escribió un sólo libro que verdaderamente vale la pena (El del fantasma es llevadero y punto. El bar: malo)
    p. Un gran desencantado del fútbol actua, AL IGUAL QUE YO.
    q. Un tipo muy generoso, que muy amablemente accedió a venir a hablar a mí taller como invitado.
    r. pero corria la época en que salía con mi alumna, por lo que «q» queda en duda, a causa de «n».
    s. Un mediocre hincha de Boca Jrs.
    t. Ün GRAN orador.
    u. Un vampiro.
    v. Un estafado por su cirujano plástico.
    w. Un Dorian Gray de nuestros días.
    x. Un pianista muy rebuscado e ingenioso.
    y. Un tipo muy inteligente a la hora de generar dinero.
    z. Un tipo no tan inteligente en líneas generales, pero con muchísimo rebusque. No todo es inteligencia bajo el sol. En lo personal, prefiero la entrañable combinación de erudición y calle, que hacen del negro, ante todo, un tipo muy querible.

  14. ¿Es tan relevante que sea o no peronista?
    Capáz esté incluído en «B», ja!
    El tipo es un hincha flojo, desentendido del asunto. Hasta le quedaría mejor simpatizante.
    Abrazo grande Nacho!

  15. Resulta muy simpático ver que en los comentarios veo que Vaccaro se fue al carajo y solo quedaron los debates en torno a Dolina. Al incauto que compró el libro de Alejandro Vaccaro por las figuritas, le recomiendo que mire los epígrafes, donde hay mamarrachos imposibles, como que confunde a Manuel Peyrou con Carlos Mastronardi, etc.
    Dicho sea de paso, Alejandro Vaccaro escribió un libro a medias con Fanny, la fámula de Borges, intitulado, a la manera de Céléste Albaret, «El Sr Borges». El título correcto debió ser, claro, FANNY Y ALEXANDER.

  16. No creo que pueda compararse a Borges con Dolina, entre ellos existe
    la distancia enorme que hay entre un artista y un artesano (dicho esto de la manera mas llana). El deslumbramiento que ocasiona Borges puede durar una vida y casos sobran… y esto más alla de cualquier moda. De acuerdo con quien dijo que ve cierta impostura en Dolina, lo siento igual, no me desagrada, lo he escuchado no lo he leído. Es posible que sea un chanta ilustrado y con talento, pero parafraseando a Heminway cuando se referia a Faulkner, Borges vuela a una altura inaccesible al resto.

  17. He visto a BORGES

    bastón a tientas
    andando el mundo aparente
    de ojos muertos, .

    VISION DE LA NADA

    Por las calles deambula a paso lento
    con el blanco bastón como batuta
    dando los pasos que marca el destino
    a oídos alerta y tiesa la nuca.

    La vida, a veces condena sin causa,
    fallas de una naturaleza injusta
    y en ojos que olvidan forma y color.
    Tan sólo ve en la nada profunda.

    Cómo entender ese mundo invidente
    en nuestra rutina de luz que alumbra,
    cómo imaginar que vive en la nada,
    en vacío eterno de soles y lunas.

    Con ruidos y ecos forma su universo,
    no sabe que es luz ni la noche oscura,
    pero El sigue en la lucha con los restos
    del buque, entre, olas, estelas, burbujas,

    navegando como otros el Océano
    hasta que algún frío mal viento lo hunda
    o hasta que el pensamiento consciente
    cese de albergarle la última duda.

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